lunes, 28 de noviembre de 2011

Teorema de la sonrisa

Pues aunque no te lo creas o tengas unos fantasmas vestidos de pesadillas, estamos en el entorno idóneo. Tenemos las hipótesis a flor de piel, tenemos una calculadora para hacer cálculos tontos y estamos en condiciones de aplicar el primer teorema de la sonrisa.

Necesitaremos soñar de cuando en cuando. Si lo hacemos despiertos mejor. Eso nos dará la igualdad. Así no seremos uno menos que el otro. Yo no sé tú, pero yo ya estoy harto de los teoremas que prueban desigualdades  injustas, que no sirven para otra cosa que para aplicarlos en otros, que sí son los realmente importantes, que son los que realmente se quedan...

Goma. Por si mientras lo vamos demostrando, llegamos a equivocarnos, poder tener algo que con nuestro esfuerzo y un movimiento sutil de caricias con las manos, consigamos perderlo de vista y dejamos ese hueco para seguir adelante...

Quizás nos haga  falta un espacio medible. Sí,...pensándolo bien, ... sí. Lo necesitaremos. Porque vamos a tener que medir muchas cosas. Cuánto de grande es un detalle, cuánto de pequeño era en el espacio de salida, y en qué se transforma cuando llega a una carpeta llena de recuerdos... Si no me equivoco, con nuestros cuerpos bastará como espacios de salida y llegada...

Me recuerda que vamos a necesitar una transformación continua, con inversa y de colores. Sobreyectiva, es decir, que no nos dejemos nada en el tintero. Que todo venga de un porqué, de una casualidad, o de un detalle premeditado en en intervalo [desde que dejo de verte, hasta que te vuelvo a ver]... Para evitar la rutina que sea inyectiva. Así evitamos repetirnos...

Por último, propongámonos existir y ser únicos. Sólo tenemos que comportarnos tal como somos. Si lo lees y yo lo escribo es porque existimos. Si lo entiendes es porque eres única...



Ya te veo sonreír, por el teorema de la sonrisa...

Qué bien nos conocemos el teorema...

Qué poquito nos lo aplicábamos..

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